Sanfermines de 1978 en tiempos del cambio

Sanfermines de 1978 en tiempos del cambio
julio 2, 2015 No Comments Actualidad,Noticias,Opinión ekimena

Solo ha pasado poco más de un mes desde que se constituyeron los nuevos ayuntamientos tras las elecciones del 24 de mayo y en términos políticos todo ha avanzado una barbaridad. Existe una sensación entre los sectores populares de que “ha llegado nuestra hora, la hora de recuperar nuestro poder arrebatado por la élite del corralito foral”. Intentaremos reflejar algunas de estas cuestiones donde se vislumbra el cambio en lo que atañe a los sucesos de sanfermines de 1978.

Acabamos de recibir la visita de Carlos Slepoy abogado de la denominada “Querella argentina”, que ha sido recibido por el Alcalde de Iruñea, por la Presidenta del Parlamento Foral y ha mantenido reuniones con grupos parlamentarios y formaciones políticas, recibiendo de todas ellas, de una u otra forma, apoyo a ese proceso judicial. Esto sería impensable con los anteriores mandatarios de nuestras instituciones.

El proceso que se sigue en un juzgado de Argentina contra los crímenes del franquismo es muy importante porque ha proporcionado una dimensión nueva y ha obligado al Gobierno a responder a las solicitudes de extradición de altos cargos y torturadores franquistas. Además, este proceso judicial ha subrayado que la impunidad que rige en el Estado Español resulta escandalosa en el contexto internacional. Queda mucho por recorrer pero sin duda, todo paso hacia adelante es alentador y se deber valorar y apoyar. Este apoyo debería ser unánime ya que la historia no desaparece con paladas de tierra, la historia nos ayuda a recorrer el camino futuro con mayor certeza y tolerancia. La Querella Argentina contra los crímenes del franquismo es mucho más que un proceso de justicia, tiene un valor muy importante en la recuperación del relato histórico y en la recuperación de una memoria colectiva, hasta ahora relegada por la Transición y la Ley de Memoria Histórica al ámbito privado y al pasado. Obtener reparación y justicia es clave para los momentos actuales y el futuro porque una democracia plena es incompatible con la impunidad.

Para el Gobierno del Partido Popular las víctimas del franquismo están consideradas como «de segunda», olvidadas, frente a los derechos y al reconocimiento que tienen otras víctimas. Pero es que las víctimas de la mal llamada Transición ni tan siquiera existen. Porque demuestran que esa Transición ni fue modélica, ni fruto de un consenso social, sino impuesta por los herederos del régimen franquista, y cuyo resultado fue una democracia sumamente limitada, con un Estado poco social claramente favorable a las fuerzas económicas y financieras del capitalismo, manteniendo los aparatos policiales y judiciales del anterior régimen, y con la imposición de un modelo de Estado excluyente de los derechos de las nacionalidades despectivamente llamadas periféricas en beneficio de la única nacionalidad reconocida: la española. Por eso la Transición se impuso con represión, con enormes injusticias y atrocidades. Y una de los ejemplos más palmarios de todo ello son los sucesos de sanfermines de 1978.

Consideramos normal que el Alcalde de Iruñea en representación de la Corporación, acuda al acto del 8 de julio en la estela de Germán. Lo anormal han sido estos 36 años, en donde el Ayuntamiento ha permanecido a espaldas de la reivindicación de verdad, justicia y reparación por los sucesos de julio de 1978. Porque, como venimos repitiendo durante todos estos años, se trató de una agresión ejercitada de forma directa contra el conjunto de la ciudadanía. La entrada en la plaza de toros, los disparos efectuados, los heridos por bala en la misma plaza y en las calles, los botes de humo, el asesinato de Germán Rodríguez, las fiestas reventadas, el posterior asesinato de Joseba Barandiaran en Donostia…, no fueron hechos casuales, sino premeditados, reconocidos como tales por la “Comisión Investigadora de la Ciudad de Pamplona” que se creó en su día formada por Ayuntamiento, parlamentarios navarros, partidos políticos, sindicatos…y que situó la responsabilidad de lo ocurrido en el Gobierno de UCD, el ministro de Interior, Martín Villa, el Gobernador Civil y el comisario de la policía Sr. Rubio.

Tales hechos fueron calificados en su momento y nos seguimos ratificando en ello, como un auténtico terrorismo de Estado. Y fueron de tal magnitud que el Ayuntamiento tomó entonces una decisión que nunca se ha repetido, como fue la suspensión de las fiestas. Pues bien en relación con sucesos tan graves que provienen directamente de los aparatos del Estado y que atentan contra el conjunto de la población, nunca ha habido reconocimiento, justicia ni reparación. Esto sitúa a los sucesos de sanfermines de 1978 en una dimensión especial. La recientemente aprobada Ley Foral “de reconocimiento y reparación de las víctimas por actos de motivación política y provocados por grupos de extrema derecha o funcionarios públicos”, sitúa el reconocimiento y reparación en el ámbito de lo particular, pero ¿qué ocurre cuando la víctima es toda una ciudad? ¿Cómo se hace el reconocimiento cuando se trata de un crimen de Estado, cuya responsabilidad correspondió a la policía y al Gobierno, que se realizó con total premeditación, contra todo el pueblo de Iruñea y sobre los que aún están pendientes la verdad, justicia y reparación?

Evidentemente que el tratamiento debe ser singular y la implicación de las instituciones debe estar a la altura de su magnitud. Empecemos por este 8 de julio, en el que se visualizará el compromiso e implicación de la institución que tenemos más cercana, el Ayuntamiento, en la movilización que durante los últimos 37 años llevamos por agujerear el olvido, el silencio, la niebla con que se ha querido cubrir estos sucesos, luchando por devolver la dignidad pisoteada por el Estado a este pueblo, y, en la consecución de la verdad, justicia y reparación por los sucesos de sanfermines de 1978.

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